Ursula y el arte de aprender desde otro lugar
Conocí a Ursula en el 2015 por una amiga en común, probablemente en un bar o en alguno de los pasillos de ‘la liga’ (The Art Students League), en Nueva York, en esa nube de los veintipocos años, de disfrute que se esparce y preguntas que se condensan. Ursula, además de una artista vibrante como los colores de sus lienzos, es una mujer consecuente, porque sus palabras, ideas, y acciones se abrazan entre sí. También es por momentos mujer-niña, y esto también se refleja en algunos de sus rasgos pictóricos, y porque conserva el tesoro de la inocencia. Hoy expone en New York Academy of Art, y esta es mi manera de homenajearla. Pasen y lean.
Todas las obras en este artículo son de Ursula.
Como el mundo está alreves, voy a empezar esta entrevista de atras para adelante: ¿Qué le dirías a alguien que quiere dedicarse a la pintura y no sabe por dónde empezar?
Comenzaría por la parte más dura: es muy complicado vivir del arte y se requieren muchos sacrificios. Todo es muy relativo y encontrarás muchas luchas. El éxito no está necesariamente arraigado al esfuerzo y al talento, ya que en muchos casos es un mundo clasista y lleno de élites, lo que puede llevar a altas frustraciones. Sin embargo, eso no significa que no haya espacio para personas ajenas a este mundo; aunque las luchas sean más largas, todo es posible.
Recomendaría postular a residencias, investigando si las dinámicas de trabajo y los intereses son compatibles. Así, tus posibilidades serán mayores y, una vez en estos programas, te será más fácil crear y hablar de tus proyectos si buscas espacios que se alineen con tu visión. También, si tienes la posibilidad de viajar y relacionarte con otras comunidades, tus conocimientos y formas de pensar, en mi experiencia, serán una gran influencia para tu crecimiento.
Una de las cosas más importantes es estar dispuesto a aprender de otros. La educación en pintura no tiene que ser necesariamente a nivel universitario, pero aprender las bases y cómo utilizar los medios es fundamental para construir y deconstruir las ideas que quieras retratar. Creo que la arrogancia es una mala cualidad en un artista. Está bien creer en ti mismo y en tu talento, pero no necesitas ser arrogante. La arrogancia a veces puede impedirte crecer y en el arte la crítica es algo con lo que tendrás que lidiar constantemente. Está bien recibirla y tomar lo bueno y dejar lo malo con humildad y madurez.
Si tuvieras que autoretratarte con alguna de tus obras, ¿cuál sería?
He hecho algunos autoretratos, creo que estos se acercan más a una representación verdadera de mí misma. Aunque no sean realistas, para mí son retrato de quién era en el momento en que los realicé. Me gustan los autoretratos porque considero que son una forma valiosa de entender mi estado mental en ese momento.
También creo que, en ocasiones, me veo reflejada en mi trabajo de diversas maneras. A menudo parto de la imaginación para crear mis imágenes, lo que puede llevar a que muchas veces utilice mi propia figura como modelo. Dado que es la única figura física que tengo en el momento de pintar, esto influye en el resultado final.
Tu arte es político. ¿Por qué? ¿Qué problemáticas te inquietan?
Creo que el arte siempre toma una postura política. Los artistas no solo pintan desde la imaginación o el sentimiento, también representan el momento social y político en el que viven. A medida que crecemos y entendemos mejor el mundo, el arte nos acompaña y refleja la realidad de nuestro entorno. Yo crecí en Perú, un país con profundos problemas sociales, económicos y políticos desde la época de la colonización. Al igual que muchos países latinoamericanos, nuestras comunidades han sufrido diversas tragedias y abusos. Hablar con mi padre sobre su juventud nos lleva a narrar historias de dictaduras, pobreza y corrupción; si converso con mi abuelo, escucho relatos similares. Perú vive en constante violencia por parte del estado.
Desde el auge del caucho en el siglo XIX, pasando por la explotación del guano y hasta la minería ilegal en la actualidad, hemos visto la devastación de comunidades indígenas, la contaminación de las aguas y la deforestación de la Amazonía. Las comunidades de la selva, la sierra y la costa sufren deshumanización y degradación. Es doloroso ver al país que amo destruidopor ladrones criminales que no tienen interés en mejorar la vida de la mayoría de la población.
Historia de una dictadura
Tuve la suerte de crecer en un hogar en el que nunca me faltó nada y a menudo me siento culpable por haber estado abstraída durante años de la realidad del país, siendo una persona ignorante e indiferente. En mi casa, la política se discutía entre adultos, pero a nosotros no se nos enseñaba mucho al respecto, y en el colegio tampoco se profundiza en la historia de Perú y Latinoamérica. Enseñan más sobre Europa y fue necesario que me fuera del país para entender mi origen y tener lecciones valiosas sobre la vida y la humanidad.
Aunque mi arte critica fuertemente la política y el uso del poder, creo que su único propósito es reflejar un mundo en decadencia, aunque no sé cuál es el objetivo de quienes perpetúan esta situación. Me inquieta la injusticia que observo, y me resulta incomprensible la indiferencia hacia estos problemas.
¿Colaboraste o estas colaborando con otros artistas o pensadores?
Cuando regresé a Lima en 2016 colaboré de manera significativa con varios artistas emergentes. Regresé para crear un espacio cultural en el que los artistas del país pudieran desarrollar proyectos y exhibirlos. Los siguientes cuatro años, trabajé junto a varios artistas, ayudándolos en el proceso de instalación y manteniendo conversaciones sobre su trabajo. Este tiempo fue uno de los más bonitos que viví a lo largo de mis veinte años, y aprendí distintas maneras de crear. Cada artista era diferente: uno era fotógrafo, otro ceramista, y otro pintor. Entre los artistas estuvieron Eu Taze, con sus esculturas de cartón gigantescas; Javier Bravo Rueda, ceramista que experimentaba mucho con las quemas y creaba piezas abstractas; y José Carlos Tassara, pintor que, al verlo pintar mientras conversaba, creaba imágenes en cuestión de minutos.
También, en mis primeros años en Nueva York, conocí a muchos artistas y amigos muy buenos que hasta hoy son parte de mi vida en The Art Students League. Durante mi tiempo allí, intercambié discusiones que me ayudaron a crecer en mi trabajo. Betty, una señora ya mayor, se convirtió en alguien muy importante en esos años cuando estaba experimentando en el arte abstracto. Con ella hicimos algunas colaboraciones que guardo como mis mejores momentos en Nueva York.
¿Qué relación tenés con la tecnología a nivel creativo?
No tengo mucha relación con la tecnología. Trabajo con mis manos y creo de una manera bastante tradicional, utilizando lienzo y pintura. También experimento con la cerámica de manera artesanal y el grabado, que aprendí de forma tradicional. No soy muy tecnológica, y hasta ahora, no ha sido necesario en mi arte. Me gusta pintar y crear cosas manualmente. Sin embargo, en algún momento, me gustaría explorar las instalaciones y trabajar con video y sonido. Ese sería mi posible camino dentro de la tecnología en el arte.
¿Quién te inspira? ¿Cómo es tu proceso creativo?
El arte es un lenguaje que nos conecta a todos, y lo que me inspira es la posibilidad de crear esa conexión entre Latinoamérica y el resto del mundo. Mi proceso creativo comienza con la investigación. Empiezo con una idea general sobre un tema dentro de la historia latina, lo estudio a fondo, busco una gran cantidad de imágenes y, con base en ello, construyo un mapa que me guía. Luego, ubico las fotos que he recolectado y, con una investigación más profunda, comienzo a idear una composición en el lienzo.
¿Quién es Ursula en el 2014? ¿Quién es el 2024?
En 2014, pintaba arte abstracto y pensaba que estudiar arte académico era una pérdida de tiempo. La vida era dura y vivir en Nueva York muchas veces resultó difícil. Entendí lo que era ser discriminada por mi color de piel y mi lugar de origen. Pasé mucho tiempo sola, pintando constantemente, pero aún estaba lejos de comprender qué era lo que realmente quería pintar y por qué luchaba tanto por hacer arte. Quería irme de Lima y no volver. Sin embargo, crecí enormemente, conocí a muchas personas de distintos lugares y aprendí sobre diversas culturas gracias a ellos. Aunque tenía mil historias y era un caos en muchos aspectos, disfruté mucho ese período. Finalmente, regresé a casa en Lima en 2016, y me di cuenta cuánto me hacía falta estar lejos. A pesar de todo, agradezco mucho esos años.
En 2024 regresé a Nueva York, y esta vez fue mucho más difícil. Sufrí mucho al estar lejos de casa. Ser más grande y estar cada día más inmersa en la realidad me trajo muchas tristezas. Volví a la escuela para estudiar arte académico. Ahora estoy terminando una serie de trabajos de los cuales estoy muy orgullosa.
Ruta de la muerte 3